THERÍACA, EL ANTÍDOTO PERFECTO
En la antigüedad había una obsesión por los envenenamientos,
sobre todo entre la gente poderosa. Los esclavos eran los encargados de probar
cualquier alimento, antes que sus señores, en busca de ese veneno. Ante esos
temores intentaron buscar el antídoto perfecto.
Teofrasto de Ereso (872 a. C.-287 a. C.) decía: “Parece que
algunas drogas son tóxicas debido a la falta de familiaridad, y quizá sea más
exacto decir que la familiaridad les quita su veneno, porque dejan de intoxicar
cuando nuestra constitución las ha aceptado y prevalece sobre ellas”.
Por esa razón, la “Theríaca” o “Triaca” (polifármaco), era
un remedio contra el envenenamiento producido con dosis adecuadas de múltiples
venenos. El opio formaba parte de todos los preparados, fue durante el Imperio
romano un bien de precio controlado, con el que no se podía especular. El 15%
de la recaudación fiscal de la ciudad de Roma provenía de la venta de opio. Todos
los emperadores utilizaban cada día triacas.
Anterior a todos ellos fue Mitrídates VI (120 a. C.-63 a.
C.), Mitrídates el Grande, fue uno de los grandes enemigos de Roma, a finales
de la República, y un gran experto en venenos. A la muerte de su padre huyó de
la Corte, siendo todavía un niño, temiendo por su vida. A los veinte años
regresó para asesinar a su madre y a su hermano, pero a su hermana le perdonó
la vida, luego se casó con ella.
Una vez en el trono, gobernó veintidós naciones y hablaba
los idiomas de todas ellas. Fue un experto en venenos que probaba sus efectos
con delincuentes y con él mismo. Descubrió la triaca perfecta, en su honor
recibe el nombre de “mitridato”.
Era tan eficaz que, ante el miedo de ser capturado por los
romanos, a los que había provocado duras derrotas, debió pedir a uno de sus
oficiales que le matase con una espada, ante la imposibilidad de envenenarse a
sí mismo.
0 comentarios :
Publicar un comentario