EL ROBO DE LA GIOCONDA
El 21 de agosto de 1911, La Gioconda desapareció del Museo
del Louvre. Dos años más tarde la encontraron en Florencia, ciudad en la que
parece ser que Leonardo Da Vinci, la pintó. El móvil del robo aún no se ha
aclarado, existiendo varias versiones.
El autor del robo fue un obrero italiano, Vicenzo Peruggia,
que había trabajado en el museo como carpintero, lo hizo con una facilidad
pasmosa, salió del museo con la Mona Lisa debajo de su bata de trabajo. Según
dijo lo hizo por patriotismo, “Si don Leonardo era italiano, si la dama era
italiana y si el cuadro se pintó en Italia, ¿qué hacía La Gioconda en París?
Vincenzo fue el autor material del robo pero, según algunas
versiones, la cabeza pensante fue un aristócrata argentino Eduardo de
Valfierno. El argentino había hecho pintar seis copias del cuadro a un
falsificador con la intención de estafar a algunos millonarios qué pensarían
que tenían la pintura autentica. Y así lo hizo, embolsándose 60 millones de
dólares. Los que habían comprado Las Giocondas falsas no pudieron denunciarle.
Dos años y ciento once días después del robo, en 1913, La Gioconda fue recuperada. Perruggia intento
venderla el original a Alfredo Geri, director de una galería de arte de
Florencia. Éste llamó a la policía. El cuadro estaba intacto, Peruggia lo tenía
escondido debajo de su cama, en una fonda de París. Fue detenido y condenado a
un año y quince días de prisión que se redujeron a siete meses y nueve días.
Otras versiones dicen que el autor intelectual del robo fue
el poeta francés Guillaume Apollinaire, y el pintor español Pablo Picasso,
ambos veinteañeros, interesados en destruir la obra. El poeta fue detenido y
encarcelado en la prisión de La Santé de París. Picasso fue interrogado por la
policía sobre la desaparición del cuadro. A Ambos se les había relacionado
también con el robo de unas figuras íberas.
Una nueva versión dice que fue un traficante de arte, Otto
Rosenberg.
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