¡¡¡Me niego a volver a ir a acompañar a mi madre al médico!!!
Hemos llegado, como siempre había retraso, nos hemos sentado al lado de dos señoras que hablaban muy animadamente, no hablaban para ellas, sino para todos los que estábamos en la sala de espera.
-Pues a mi vecina le salio un grano sin importancia, se le infecto y al
final se le gangrenó.
-Si eso le paso a mi cuñado y le hicieron unos
injertos.
-Y, te has enterado de lo del marido de Carmen, creían que tenia
indigestión, y era un infarto y cayo fulminado.
-Pues yo vengo porque tengo
la tensión a 14, y como así la tenía mi prima y le dio una embolia, por si
acaso, prefiero ver que me dicen.
Yo diciéndome a mí misma que paren, que paren ya, no es que sea hipocondríaca, pero un poco aprensiva, si soy.
He estado buscándome granos, cuando he visto que no tenía ni uno, me han empezado a entrar unas ganas de vomitar horrorosas, he estado a punto de decirle a una enfermera que me tomase la tensión por si estaba a punto de una embolia.
Mi madre que me conoce muy bien se ha dado cuenta, y encima me dice;
-Estás muy blanca.
Ya lo que me faltaba.
Hemos salido y ellas seguían con sus "cosas", por un momento he pensado que se van allí cada día, para pasar el rato, porque si hemos llegado, esperado y marchado, ¿por qué ellas no se han movido de allí?
O eso o el médico las contrata para tener clientes nuevos.