La obra “Dafnis y cloe”, escrita por Longo, autor griego de la segunda mitad del siglo II d. C., narra la historia de amor de dos jóvenes pastores de Mitilene, Lesbos.
Dafnis y Cloe son dos adolescentes de quince y trece años cuando comienza su historia de amor. Al poco de nacer ambos fueron abandonados por sus familias y los criaron unas cabras y unas ovejas respectivamente. Después fueron acogidos por dos familias y crecieron en el campo, cuidando el ganado. Los jóvenes se conocían desde niños, cuando llegaron a la adolescencia se enamoraron.
Cloe es la primera en enamorarse, después de ayudarlo a salir de una trampa para lobos en la que se había caído, y contemplar cómo se lava y se trasforma en un joven hermoso. Cuando ambos jóvenes se encuentran, Cloe no puede evitar dejar de mirarlo, perdidamente enamorada. Dafnis, en cambio se enamoró cuando Cloe le dio un beso, desde ese momento, no quería más que contemplar a Cloe, muerto de vergüenza.
Inexpertos ambos, deseaban algo sin saber lo que era. Transcurría la vida de ambos jóvenes entre el deseo, la pasión y la inexperiencia. Un día se encontraron a un anciano, que había cantado mucho a las Ninfas y al dios Pan. El anciano les contó que Eros es un dios amigo de la belleza y la juventud, y que también él estuvo enamorado de joven y no dormía ni comía, y tenía el corazón agitado y el alma dolorida, y les dice que no hay otra medicina para el amor sino el beso, abrazo, acostarse juntos con los cuerpos desnudos…
Los jóvenes tardaron muy poco en seguir los consejos del anciano. Se veían, se besaban se abrazaban, pero no se acostaban, no sabían que hacer. Repitieron lo mismo en muchas ocasiones. Unos forajidos extranjeros secuestraron a Cloe, después de liberarla, al reencontrarse se juraron fidelidad eterna.
Llegó el invierno y, al no sacar las ovejas a pacer, apenas se veían. Hasta que Dafnis encontró la manera de merodear cerca de la casa de Cloe y de entrar en ella. Cuando llegó la primavera, volvieron los amoríos de los jóvenes, sin llegar a consumar su amor.
Un labrador de la zona, casado con Licenión, una joven fresca y lozana, insatisfecha con su marido, se empeñó en conseguir los favores de Dafnis. La mujer, consciente de la pasión que Dafnis sentía por Cloe, actuó con astucia. Le dijo a su esposo que iba a ayudar al parto de una vecina, y al acercarse a los jóvenes se dio cuenta de su inexperiencia.
Al día siguiente, fue a buscar a Dafnis para pedirle ayuda para rescatar un ganso que un águila se había llevado del rebaño. Lo llevó a un prado solitario y le dijo que ella le enseñaría las artes del amor. Él aceptó, ella le enseñó.
Dafnis, inocente como era, quería ir corriendo a contárselo a Cloe. Licenión le quitó la idea de la cabeza, diciendo que a Cloe le dolería y hasta sangraría. Se Marchó preocupado pensando que no podía dañar a Cloe.
Aquel verano le salieron a Cloe otros pretendientes, Dafnis se puso celoso y fue a pedirle la mano al padrastro de ella. El matrimonio se celebró, y por fin descubrieron las artes del amor. Tuvieron un niño y una niña y vivieron juntos para siempre.