25 de enero de 2017

EL EMBARAZO PSICOLÓGICO DE MARÍA TUDOR


María I de Inglaterra (1516-1558), conocida como María Tudor era hija de Catalina de Aragón y de Enrique VIII de Inglaterra, accedió al trono insular a consecuencia de la muerte de su padre y de su hermanastro Eduardo VI. Carlos V decidió la boda de Felipe de España, el futuro Felipe II, viudo de su primera esposa María de Portugal y padre del infante Carlos, con María, que era trece años mayor que él y su tía en segundo grado. Era una alianza muy beneficiosa para las dos monarquías.

En el tratado diplomático se especificaba que Felipe no sería nunca rey efectivo de Inglaterra, sino solo rey consorte, pero que el hijo que naciera de esa unión sí reinaría en las dos naciones; España e Inglaterra.

Poco tiempo después de la boda, María empezó a dar señales de encontrarse embarazada. Las damas de la corte certificaron la falta de menstruación de la reina y un aumento en su cintura. La reina estaba feliz, el rey también.

Al final todo quedó en una mentira. Los meses pasaban y la reina no daba a luz, los médicos que pudieron tener acceso a ella dudaban de que estuviera embarazada. Su marido, que no había vuelto a mantener relaciones desde el matrimonio, esperaba sin saber que hacer o decir, pero dudando del embarazo y deseoso de volver a sus territorios, cosa que le impedía el tener que estar presente en el nacimiento de su hijo.

Cuando se confirmó el embarazo psicológico de María, Felipe II abandonó Inglaterra y no volvió jamás, ni siquiera cuando unos años después María Tudor murió. El motivo de ese embarazo pudo ser el profundo enamoramiento que sentía por Felipe y su fervoroso deseo de tener un hijo suyo.

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