22 de enero de 2017

ORIGEN DE LA MANTILLA


La mantilla nació en España en el siglo XVI. Estaban confeccionadas normalmente en paño y telas recias. Las viudas y solteras la llevaban negra y les llegaba hasta la mitad de la espalda. A partir del siglo XVII las mantillas eran de paño de color azul oscuro con ribetes de terciopelo verde, también se veían mantillas de tul, blondas o encajes.

A lo largo del reinado de Carlos III, se generalizó su uso entre las mujeres de los pueblos, las damas de la alta sociedad no podían ponérselas, ya que usaban tocados de plumas y cofias.

La reina doña María Luisa, esposa de Carlos IV, es pintada por Francisco de Goya luciendo una mantilla. En ese tiempo la mantilla era una prenda juvenil, las mujeres de edad seguían llevando el manto, las viudas preferían las tocas. Las jóvenes, tanto las casadas como las solteras, paseaban con mantillas de laberinto blancas con encajes, y las majas las llevaban de terciopelo o de seda. Las mujeres trabajadoras, modistillas y criadas, llevaban mantillas de franela o paño, también de tafetán.

En el siglo XIX, la mantilla se volvió una prenda multicolor. Una tira ancha y larga con adornos de tela multicolor. Otras se adornaban con tiras anchas y largas de tela de colores, picos, madroños. Las mantillas de seda blanca, competían con las de encaje de bolillos, que fueron las utilizadas  a mediados de siglo y sustituyeron a todas las demás.

El mantón de manila sustituyó a la mantilla. El famoso mantón, importado desde las Islas Filipinas, que era colonia española. No había celebración que se preciase, donde la mujer no llevará un exótico y colorido mantón de manila.

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