GERAD Y FREYR (MITOLOGÍA NÓRDICA)
Cuenta la leyenda que ella no quería casarse con Freyr y le rechazó una y otra vez las propuestas que él le hacía a través de su mensajero Skmir. Ni siquiera hizo caso cuando este le llevó once manzanas doradas, fabricadas en oro puro y es que el dios se había enamorado irremediablemente de ella al contemplar su belleza.
Al final le pidió a su amigo Skmir que le ayudase a conquistarla. Después de un buen número de tretas e intentonas, y después de sortear un sinfín de peligros, Skmir tuvo que amenazarla con lanzarle un poderoso hechizo a través de la espada mágica, la cual era capaz de luchar por sí sola y se movía por el aire sin ayuda de nadie, para convencerla de que debería casarse con él.
Como tampoco le funciono, cogió una varita mágica y trazó runas en el suelo y pronunció encantamientos. Uno de los hechizos funcionó y Gerd aceptó recibirlo nueve noches después en la isla Bur. La unión se realizó según lo acordado, y ambos disfrutaron de muchos años de felicidad. Sin embargo, al haber renunciado a su espada, ya que se la regaló a Skmir, estaba desarmado y luchaba contra sus enemigos con los cuernos de un ciervo.
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