SANDALIAS
El calzado más antiguo que se conoce son las sandalias. En
el Neolítico se utilizaban una gran variedad de técnicas de cordelería y
cestería con fibras vegetales (esparto, lino, cáñamo). En el Antiguo Egipto el
calzado era el elemento más importante del vestuario, el faraón contaba entre
sus funcionarios con el “porta sandalias”. Cuando los egipcios caminaban por el
desierto las llevaban en la mano y se las ponían al llegar a su destino. Los
materiales eran muy diversos: tela, cáñamo, cuerda, papiro, piel, etc.
En la Antigua Grecia las mujeres escribían mensajes en las
suelas a modo de diario personal. Para parecer más altas y esbeltas pegaban en
las suelas unas plataformas de corcho. En la Antigua Roma, las sandalias decían
mucho de la clase social del que las llevaba. Esas sandalias eran muy
sencillas.
En la Edad Media, solamente llevaban sandalias los
campesinos. Los pies se “escondieron”, y no fue hasta el siglo XX cuando las
mujeres volvieron a enseñarlos. En los años 20 se pusieron de moda en la Riviera
Francesa, aunque no todas las mujeres se atrevían a usarlas. A partir de la
Segunda Guerra Mundial, enseñar los pies en público se convirtió en habitual.
En los años 50 tuvieron muchas demanda, sobre todos las de tacón bajo y sin
abrocharse al talón (tipo chancla). A partir de ese momento, ya nunca se han dejado
de fabricar, y de utilizar todas las versiones posibles (planas, con tacón de
aguja, plataforma, atadas, sin atar, con cordones, tipo gladiador...)
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