BÁRBARA BLOMBERG Y CARLOS I DE ESPAÑA
El 24 de febrero de 1547 Bárbara dio a luz un niño al que llamaron con el nombre de su supuesto padre, el marido de su madre. Cuando Jeromín, contaba con tres años de edad, fue enviado a España y puesto bajo la tutela de doña Magdalena de Ulloa.
Cuando era adolescente le llevaron al Monasterio de Yuste, donde se encontraba el emperador sin revelarle que iba a visitar a su verdadero padre. El emperador le hizo varias preguntas y quedó encantado con el muchacho, así que encargó a su otro hijo Felipe II (1527-1598), que reconociese a Jeromín como su hermano. Pasado un tiempo el bastardo fue reconocido y llamado como Juan de Austria (1547-1578).
Bárbara Blomberg, que se había quedado viuda, se dedicó a “la vida alegre”. La pensión que le había otorgado el emperador no bastaba para sus caprichos y su vida llena de escándalos. Juan de Austria, que no había visto a su madre desde los tres años, quería terminar con el escándalo.
En noviembre de 1567 Juan de Austria llegó a Luxemburgo, para gobernar los Países Bajos, y solicitó la presencia de su madre. Fue la única vez que la vio desde que los separaron. En marzo de 1577, Bárbara Blomberg desembarcó en Santander, en compañía de doña Magdalena de Ulloa, se recluyó en el convento de Santa María la Real, cerca de Valladolid.
Le pidió miles de veces a Felipe II que le permitiera abandonar el convento. Al final accedió a sus demandas y le concedió residencia en Colindres, Santander, en la que fuera la residencia de Juan Escobedo, secretario de Juan de Austria, que había muerto asesinado. En 1584, se mudo a la vivienda de Juan de Mazavete, en la localidad de Ambrosero, Cantabría.
Murió en 1597, 39 años después del fallecimiento del monarca. Sus restos mortales fueron inhumados en el interior del Monasterio de Montehano, Cantabria.
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