PREMONICIONES
El historiador Suetonio contaba que el emperador Vitelio
dejó morir de hambre a su madre Sextinia con el fin de cumplir una predicción
formulada por una mujer de la tribu de los chatti. Esta predicción le
garantizaba un largo y próspero reinado si sobrevivía a la anciana.
El bandido Jesse James (1847-1882) soñaba que veía que un
amigo le mataría por la espalda. En 1882, con su banda reducida por muertes,
arrestos y abandonos, Jesse se quedó sólo con dos hombres de confianza; los
hermanos Charley y Bob Ford, hermanos de la novia de otro de los miembros del
clan.
Uno de los hermanos, Charly, ya había participado en otras
ocasiones en los actos delictivos de la banda, pero Bob era inexperto. Lo que
si tenía era una especie de manía persecutoria.
Jesse le pidió a ambos que se instalaran en su casa de
Sanint Joseph para asegurarse protección ante lo que pudiera pasar. Lo que él
no sabía es que los hermanos habían llegado a un acuerdo con el gobernador de
Misuri, para capturarlo. Para ello les ofreció a los hermanos diez mil dólares
por la cabeza de Jesse
El 3 de abril de 1882, Jesse James y los hermanos Ford
entraron en el salón de la casa. Antes de sentarse, Jesse vio que uno de los
cuadros de la pared estaba torcido, y se subió a una silla, para ponerlo recto.
Bob aprovechó que Jesse estaba totalmente desarmado para dispararle en la nuca.
Antes
de convertirse en un escritor famoso, cuando sólo se le conocía por el nombre
de Sam Clemens (1835-1919) y más tarde por el Mark Twain, trabajó como aprendiz
de piloto en un barco de vapor, el Pennsylvania, que recorría el río Misisipi. Su hermano menor, Henry, trabajaba como
administrativo en el mismo barco.
En
una ocasión Twain fue a visitar a su hermana a San Luis y, mientras estaba allí,
tuvo un sueño: vio un ataúd metálico apoyado en dos sillas, y dentro de él a su
hermano, que llevaba sobre el pecho un ramo de flores blancas con una rosa roja
en medio.
Cuando
se reincorporó al trabajo, tuvo una discusión con el jefe del Pennsylvania y lo
trasladaron a otro barco, el Lacey. Cuando Twain llegó a Greenville (Misisipi)
se enteró de que el Pennsylvania había explotado frente a Menphis, muriendo
ciento cincuenta personas.
Su
hermano Henry, tenía graves quemaduras, y después de seis días murió. Agotado
Twain, se quedó profundamente dormido. Cuando despertó, se habían llevado el
cadáver de su hermano. Fue a buscarlo y lo encontró como lo había visto en el
sueño.
Henry
se encontraba en un ataúd de metal apoyado en dos sillas. Pero faltaba un
detalle; las flores. Mientras miraba, una señora entró en la habitación con un
ramo de flores blancas y una rosa roja en el centro, lo dejó sobre el cuerpo de
Henry y se fue.
Según
cuenta la leyenda, Calcas era un respetado adivino griego del siglo XII a. C.
Había actuado durante la guerra de Troya, aconsejando la construcción del
Caballo de Troya. Un día que se encontraba plantando unas viñas en su
propiedad, un vecino le pronostico que no viviría lo suficiente para beber el
vino de aquellas viñas.
Cuando
el vino estuvo listo, Calcas invito al vecino que repitió su premonición, lo
que provocó un ataque de risa a Calcas que, incapaz de reprimir las carcajadas,
murió ahogado allí mismo. Según otra leyenda, murió de pena, al fallar un
pronóstico sobre el número de cochinillos que compondrían una camada de una cerda
y ese fracaso le supuso ser desbancado por Mapso como mejor adivino de Grecia.
0 comentarios :
Publicar un comentario