10 de septiembre de 2015

SERVILLETAS Y MANTELES EN LA ANTIGUA ROMA


En Roma, bajo el reinado de Augusto, eran desconocidos los manteles y servilletas. Tiempo después se introdujo la costumbre de cubrir las mesas con ricos manteles de lino bordado, paños de lana fina y de seda, enseguida se incorporaron las servilletas.

Petronio, en su “Satiricón”, menciona la servilleta del grotesco Trimalcion. La describe de la siguiente manera: “hermoso lienzo adornado con bordados y tiras de púrpura”, además se mofa de que se la anudara al pescuezo cosa que tan sólo hacía la gente grosera. Todo esto demuestra que la servilleta era de uso común entre los romanos.

Al principio cada invitado cada invitado traía su servilleta como complemento de su atavío, pero se dieron cuenta que los esclavos las aprovechaban para llevarse las sobras envueltos en ellas, y entonces se decidió que el anfitrión se las diese a sus invitados

Las telas de lino que Roma compraba en las fábricas extranjeras eran de gran valor y muy deseadas, así que los sinvergüenzas que abundaban en Roma robaban cuantas podían. Catulio contaba que un tal Asimio le había robado una, y lo amenazó con difamarlo en trescientos versos de once decasílabos cada uno si no le devolvía su servilleta. Estos robos prueban la importancia de manteles y servilletas.

Alejandro Severo, tenía servilletas de lienzo rayado, fabricadas exclusivamente para él, y Heliogábalo las tenía de lienzo pintado. Tabello Pallión, no utilizaba nada más que manteles y servilletas de paño de oro.

Después de la caída del Imperio Romano desparecieron los manteles y las servilletas, no volviendo a reaparecer hasta el siglo XIII, solamente en las mesas de príncipes y reyes.

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