PRIMERAS CAFETERÍAS EN EUROPA
En El Cairo, en 1510, se abrió la primera cafetería bajo el sultanato mameluco. Su éxito fue enorme, sorprendiendo a Selim I, El Severo, que tiempo después conquistó la ciudad.
Entre los productos que se encontraban en su botín había mil camellos cargados con plata y oro y sacos de café. Gracias a ello, se comenzó a difundir el café en Estambul. Fue el sultán Selim I quien lo dio a conocer a los altos cargos religiosos y políticos de Turquía.
Su hijo, Solimán, El Magnifico, el que, inspirado en los lujosos locales de El Cairo y Alepo, mandó instalar las primeras cafeterías en Estambul, las llamaron “Kahvehanés”. Su acogida fue extraordinaria, siendo visitadas por la alta sociedad y por el público en general.
En poco tiempo pasaron de simples cafeterías a lujosos locales decorados con el máximo lujo. En ellos se jugaba al ajedrez, se escuchaban historias o se escuchaban música, entre otras cosas.
Desde Estambul, la moda de los cafés se trasladó a Viena. Más tarde, llegaron a Venecia. A finales del siglo XVII, un inglés abrió los primeros cafés en Hamburgo, Alemania y en Leipzig, a estos le siguieron otros en Stuttgart, Augsburgo, Berlín, Nuremberg… En Francia se abrió el primer café en 1669. En Inglaterra se abrió al público el “Coffehouse”, en Oxford, allí se reunían los intelectuales para celebrar sus tertulias literarias.
A finales del siglo XVII los holandeses plantaron en Indonesia algunos árboles que procedían de Yemen y desde allí se extendieron a Sumatra, Java y Ceilán.
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