29 de enero de 2022

LA TONTUNA DEL SOLDADO Y LA SALIVA



 En el año 1998, un soldado de la base de Fort Huachuca, en Arizona, intentó batir el récord mundial de altura alcanzada por un salivazo. Al soldado se le ocurrió una manera de nuevo lanzamiento que creía que le permitiría batir el récord de escupir, desde un balcón ubicado a 7,3 metros de altura, a la calle.

Con esta nueva modalidad de su invención, el soldado retrocedió hasta el interior de su habitación, tomó carrerilla, salió corriendo hasta chocar con la barandilla del pasillo por el que se accedía a las habitaciones del barracón y se balanceó hacía adelante, escupiendo justo en el momento idóneo con todas sus fuerzas.

Según los expertos, lo que intentaba era aumentar el momento cinético de su saliva al comunicarle toda la inercia de su parada en seco contra la barandilla. Buscaba poner la Primer Ley de Newton a su disposición.

Para calcular la inercia hay que ser inteligente, y este no era el caso. El soldado no se percató de un detallito: no solo su saliva saldría propulsada. Su cuerpo recorrería el mismo camino que su saliva.

Salió disparado con la saliva por encima de la barandilla, se estrelló de cabeza contra el suelo y murió en el acto. Su supuesto récord no fue homologado. Tenía veinticinco años.

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