AUTO DE LOS REYES MAGOS
En el año 1873 el canónigo de la catedral de Toledo, Felipe Fernández Vallejo, estaba consultando un códice propiedad de la biblioteca de la basílica, cuando en el interior encontró unas hojas manuscritas. Esas hojas, ciento cuarenta y siete, eran unos versos de métrica variada, redactados en castellano con influencias mozárabes. El tipo de letra indicaba que podían haber sido escritos en el siglo XII.
Don Felipe, que más tarde fue arzobispo de Santiago de Compostela, transcribió el texto en su libro Memorias y disertaciones. Ese texto era la Representación de los Reyes Magos, también conocido como el Auto de los Reyes Magos. Lamentablemente el hallazgo era tan solo un fragmento de una obra más amplia. El texto, aunque incompleto, es una maravilla.
El fragmento conservado está dividido en siete escenas, presentando la primera a cada uno de los Reyes Magos por separado. Todavía no se conocen entre ellos, pero todos han descubierto la estrella. Sus nombres con los mismo que conocemos en la actualidad: Melchior, Gaspar y Balthasar.
En otra escena nos cuentan cómo, una vez descubierta la estrella, deciden hacer el camino juntos hasta encontrar al Salvador. No se conoce el final de su búsqueda.
En la quinta escena, y después de trece días desde el descubrimiento de la estrella, los Magos llegan ante Herodes y le anuncian la buena nueva. La sexta es un monólogo del rey de los judíos, que tiene miedo a perder su trono y llama a sus sabios. En la última escena los rabinos aparecen para responder a las dudas de Herodes. El texto se acaba en este punto.
Este texto original se encuentra en la Biblioteca Nacional de Madrid.
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