CONDES
El título nobiliario de conde procede del latín “comes comitis”, que significa compañero. Se les daba a los jóvenes que acompañaban a los magistrados para aconsejarlos. Más tarde se llamaron “comités” los que estaban vecinos al emperador. Al conjunto de comités se le llamaba “comitiva”.
Durante el imperio romano, y durante el imperio bizantino, el número de condes o comes se amplió; existía el “comes vestis sacrae”, que se dedicaba a cuidar los vestios imperiales, los “comités stabulli”, que vigilaba las caballerizas del rey, los “comités consistoriani”, que eran los consejeros del emperador. También tenían condes los administradores del tesoro del estado y los del tesoro privado del emperador, y así hasta llegar al “comes cloacarum” que ejercía la vigilancia de las cloacas de la capital.
La invasión de los bárbaros no cambió mucho la organización de los condados (territorios en los que un comes ejercía su autoridad). Los germanos se dieron cuenta de que estos funcionarios correspondían a sus “graffen” o conde alemán. Con el tiempo se agregaron a estos los “vicecomes” o vizcondes.
Con el auge del feudalismo, los condes obtuvieron tierras, ya sea por conquista o por donación del rey, instalándose como señores del territorio y trasformando su título en hereditario. A partir del siglo XI el título de conde pasó a ser finalmente hereditario y considerándolo un título de honor.
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