LAS APARICIONES Y LA IGLESIA CATÓLICA
La tradición católica relata, a lo largo de los siglos, muchas apariciones de santos, de ángeles, de Cristo, e incluso, del Corazón de Jesús, que se apareció, entre 1673 y 1675, a Santa Margarita María Alacoque (1647-1890) para recordar a los hombres el amor de Dios.
Las apariciones de la Virgen ocupan un lugar destacado en el siglo XIX, marcado por la piedad mariana, en Francia, las principales apariciones tuvieron lugar en Paris, en 1830, en la calle du Bac, a una mujer de 24 años, Santa Catalina Labouré; luego en 1848 en la Salette, frente a dos niños, Maximiano Giraud y Melania Mathieu.
Fatima, en Portugal, es el lugar que mejor puede compararse con Lourdes, ya que recibe dos millones de peregrinos al año. Tres niños de 7 a 10 años vieron allí a María, entre el 13 de mayo y el 13 de octubre de 1817. Luego, el 19 de julio del mismo año, el sol bailo durante diez minutos frente a 70 000 personas, según los expertos solo fue un fenómeno atmosférico. El misterio se acrecentó con los tres secretos anunciados en 1937 por Lucia, última sobreviviente de los tres niños y que tomó los hábitos como carmelita. Confiados al Papa y conocidos en forma incompleta, se refieren a los peligros que amenazan al mundo y la conversión de Rusia, lo que podría referirse al fin del poder del comunismo ateo. Estos secretos constituyen aún, todo un misterio.
La Iglesia desconfía por lo demás, de algunas interminables confidencias de Cristo o de la Virgen, denunciados en 1976 por Monseñor Etchegaray. Dejando a un lado los secretos de Fátima, la Iglesia Católica solo toma en cuenta los mensajes de una gran simplicidad y de un valor universal los llamados a la oración y a la humildad.
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