LA BRUJA CHUCHONA

 

En la aldea gallega de San Xián de Sergude vivía un matrimonio que todos los hijos que tenían se le morían poco después de nacer. Cuando nació su última hija, sucedió lo mismo, día a día iba empeorando. Todo el pueblo pensaba que la muerte de esos niños era culpa de algún hechizo, envidia o mal de ojo. También podía ser la culpable la meiga chuchona, una bruja que sobrevive alimentándose de sangre infantil.

Con la ayuda de entendidos en el tema, se hicieron algunas pruebas mágicas. Una de ellas consistía en atribuir una de las tres causas a tres juncos, que debían ser arrancados el sábado por la noche. Al día siguiente se debía escoger uno de ellos. Así se supo que la meiga chuchona era la culpable de la muerte de los niños, por lo que la recién nacida correría la misma suerte que sus hermanos.

Una vez conocida la causa, un sabio les dijo a los padres que para salvar a la niña, tendrían que rodearla de algunos frutos, bulbos y ramilletes apropiados para ahuyentar a las fuerzas malignas. Además, deberían estar pendientes toda la noche esperando la llegada de una mosca negra que se posaría sobre la niña. Tenían que darle un golpe con una rama de avellano mientras invocaban a san Silvestre.

A la mañana siguiente corrió la voz que esa misma noche había muerto una vecina con fama de meiga. Todos pensaron que ella era la bruja que mataba a los niños de la pareja.

Desde ese día, la niña creció sana, llegando a convertirse en una mujer bellísima.