LAS CORTES MEDIEVALES
Las Cortes medievales se reunían cuando el rey las convocaba. El monarca también tenía plenas facultades para decidir tanto el momento de la convocatoria como el lugar. Nunca hubo una fecha fija en las sesiones de las Cortes, a pesar de que en algunas ocasiones se solicitaron, por ejemplo, en la Cortes de Palencia de 1313, los procuradores de las ciudades pidieron al rey de Castilla, que se convocaran cada dos años. En los diecinueve años de reinado de Pedro I, las Cortes solo se reunieron en una ocasión; en cambio, lo hicieron 19 veces durante el reinado de Juan II.
El rey solía acudir a la sesión de inauguración acompañado por miembros de su familia y por personajes que ocupaban puestos destacados en su corte. Habitualmente pronunciaba un discurso solemne, al que contestaban representantes de los tres estados: nobleza, clero y ciudades. A continuación comenzaban las deliberaciones sobre los puntos concretos que habían motivado la convocatoria. En general, la manera de proceder en las Cortes no se conoce.
A las sesiones de las Cortes acudían, previa recepción de la correspondiente carta real de convocatoria, los miembros más destacados de la nobleza, así como altos dignatarios de la Iglesia. Es probable que la asistencia a las Cortes de los grandes magnates y del alto clero estuviera basada en su deber de consejo.
En la reunión celebrada en Madrid en 1391, el canciller Juan Martínez, hablando en nombre del rey, recordó a los asistentes que por su mandato se reunían las Cortes. Su presencia suponía una participación en las cuestiones que se debatían en las Cortes de los grupos sociales preponderantes.
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