20 de mayo de 2021

GUILLERMO BEUKELS Y LOS ARENQUES

 

En el siglo XIV el arenque se pescaba en grandes cantidades en los puertos de los Países Bajos y norte de Francia, como se desconocía como aprovecharlo, había que consumirlo rápidamente. Para transportarlo a las provincias limítrofes se le echaba sal, pero esto tan solo lo conservaba pocos días.

En el año 1397, se pescó tanto arenque, que los pescadores de las embocaduras del Escalda no sabían qué hacer con él. Se preguntaban cómo podían conservarlo y enviarlo a Francia, Suiza y Alemania.

Al mismo tiempo, un pescador de Biervliet (Países Bajos), llamado William Beukels, les escuchaba y a la vez pensaba. Hacía tiempo que estudiaba la manera de conservar el arenque. Después de algunos experimentos creía haber dado con la fórmula. Pero antes de contárselo a alguien, tenía que estar seguro de no fallar. Así que, en lugar de vender su parte de pesca se la reservó, diciendo que no la vendería hasta tres meses después, prometiendo que si su idea resultaba buena se lo contaría a todos sus compañeros y se volverían ricos.

Sus compañeros se burlaron de él, diciéndole que sus arenques, en vez de riqueza, le proporcionarían pobreza, ya que antes de los tres meses estarían podridos y tendría que tirarlos. Guillermo no les hizo caso.

A los tres meses abrió sus almacenes. Sus arenques estaban en perfecto estado de conservación. William mandó uno de sus arenques a cada hogar de Biervliet, convenciendo de esta manera a los más incrédulos. Guillermo Beukels mantuvo su palabra; congregó a todos los pescadores del entorno y les dio a conocer su invento. Es el mismo que se emplea en la actualidad.

De esta conserva se hacía un consumo enorme en el Norte y Centro. En el siglo XV, en el castillo de Flandes se consumieron tres mil arenques en una sola Cuaresma. En París, durante los reinados de Enrique IV, Luis XIII y hasta Luis XIV, nunca faltaba el arenque en ninguna comida.

William Beukels, con su invento, se enriqueció e hizo la fortuna de sus conciudadanos. Murió en el año 1440, y los pescadores de Biervliet, agradecidos, levantaron un monumento sobre su tumba.

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