MUERTE Y ENTIERRO DE MOLIÈRE
Mientras se veía morir pidió asistencia religiosa, pero se
la negaron, por ser actor. El llamado Ritual de París promulgado en 1654
prohibía dar asistencia religiosa a las rameras, cómicos, usureros, y brujos. Se
les prohibía recibir la comunión durante toda su vida y tampoco podían tener un
entierro cristiano.
Entre los propósitos de la iglesia estaba que Molière
acabase en un agujero a orillas de cualquier camino de las afueras de París. Gracias
a la intervención del rey Luis XIV, su mecenas y padrino de su primer hijo,
pudo ser enterrado en el cementerio de San José, en París. Lo enterraron de
noche, a escondidas.
Para convencer al arzobispo de París, el rey utilizó un argumento
curioso, le dijo que su normalmente los entierros cristianos se hacían a un
metro de profundidad que autorizara inhumar a Molière unos metros más abajo,
porque en esa profundidad la tierra sería menos sagrada. El argumento no era
muy bueno, pero convenció al arzobispo.
Años después Molière fue trasladado a un esplendido panteón
del cementerio Père Lachaise, inaugurado en 1804. Según cuentan, ese traslado,
sólo fue una estrategia para atraer clientes al cementerio, y que se enterrasen
allí. También se trasladaron los restos de La Fontaine y de los amantes
Abelardo y Eloísa. La maniobra funcionó, la gente se peleaba por comprar
tumbas. Ahora el cementerio Père Lachaise es una de las necrópolis más hermosas
y distinguidas del mundo.
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