LAS PERVERSIONES DE NERÓN
Nerón cansado de haber
probado todo en materia de sexo, ideó un nuevo juego. Vestido con la piel de un
animal salvaje se lanzaba desde una jaula sobre los genitales de mujeres y
hombres atados a un palo. Cuando ya estaba satisfecho, se entregaba a su
liberto Doriforo, a quien servía de mujer.
Para amenizar sus travesías
por el río Tiber, a Nerón se le ocurrió acompañarse por una multitud de
prostitutas. Durante el recorrido había habilitado unas cabinas en las que las
prostitutas ejercían de posaderas que le ofrecían hospitalidad desde la orilla.
La madre de Nerón le enseñó
todo lo que sabía de los placeres sexuales. Los romanos tenían miedo que estas
relaciones llevaran a Agripina a tener demasiado poder. Él acabó ordenando el
asesinato de su madre, abriéndole el vientre para ver el sitio donde había
estado durante nueve meses.
Cuando Nerón se enamoró del
joven Sporus y quiso casarse con él. Como los matrimonios entre hombres estaban
prohibidos en Roma, castró al chico para hacerle una especie de cambio de sexo.
Cuando se recuperó de la operación, le vistieron con ropas de su difunta esposa
Popea Sabina (a la que mató, cuando estaba embarazada de una patada en el vientre)
y celebraron una boda de lujo. Una vez casados, Nerón obligo a los que les
rodeaban a que se dirigiesen y tratasen a Sporus como la mujer del Emperador.
Uno de sus placeres
favoritos era bañarse en compañía de varios niños de pecho, a los que hacía que
le succionases el pene. Cometió actos de pederastia con niños de corta edad. También
violó a la vestal Rubria.
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