1 de febrero de 2021

LA REENCARNACIÓN DE MUNNA



 En la India, se considera a la reencarnación como un hecho indiscutible. Uno de los casos más inquietantes es el de Shankar.

El 19 de enero de 1951, Munna, un pequeño de seis años jugaba delante de la tienda de su padre, peluquero de Kannauj, una importante ciudad del norte de la India. Dos desconocidos aparecen de repente y, sin que nadie los observe, raptan al niño. Al darse cuenta de su ausencia, el padre, Sri Jageshwar, se inquieta.

Buscan a Munna y, algunas horas más tarde, encontraron el cadáver del pequeño degollado a la orilla de un río. Muy pronto, dos hombres fueron detenidos y uno de ellos confesó el crimen, pero luego se retractó. Como no se logró encontrar ninguna prueba formal de su culpabilidad, la policía los soltó. La familia de Munna quedó desamparada y la madre sufrió graves problemas nerviosos.

Seis meses después de la muerte de Munna, nació en otro barrio de Kannauj, Shankar, hijo de Sri Babu Ram Gupta. Apenas aprendió sus primeras palabras, el niño mostraba un comportamiento extraño. A los dos años hablaba de su otra casa, a la que le gustaría volver. Quería ver a sus otros padres y no paraba de reclamar unos juguetes, que describía con mucha precisión, y que nunca había tenido. En ocasiones, Shankar tenía mucho miedo. Y contaba cómo en su otra vida dos hombres lo degollaron.

Desde su nacimiento el niño tenía bajo el mentón, a lo ancho del cuello, una marca misteriosa que parecía una larga cicatriz. En 1954 la historia de Shankar recorrió la ciudad entera y delante de numerosos testigos y en numerosas ocasiones, contaba su asesinato. Daba detalles que nunca se habían conocido, pero que se correspondían con la confesión del acusado que se retractó posteriormente.

La historia llegó a odios de Jageshwar que quiso conocer a Shankar; pero el padre de éste, Babu Ram, se opuso. El asunto comenzó a inquietarlo y temía que le pudieran quitar a su hijo. Jageshwar insiste y, el 30 de julio de 1955, logró conocer a Sankar y a su madre. El niño, que acababa de cumplir cuatro años, reconoció a Jageshwar y se lanzó en sus brazos.

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