BARCOS DESAPARECIDOS
La historia de la marina está repleta de desapariciones que tienen que ver con barcos. Naves que en perfecto estado son abandonadas repentinamente y sin razón aparente por tripulaciones que jamás se han vuelto a ver.
En 1840, un barco francés, el Rosalle, es encontrado al garete en el mar, sin tripulación, con las velas izadas y su cargamento intacto. Ninguna huella de riña se encontró a bordo.
En 1850, el Seabird es descubierto cerca de Newport, únicamente con un perro a bordo. El café aún estaba caliente sobre la cocinilla y los instrumentos de navegación todavía funcionando. Incluso hay olor a tabaco en los camarotes.
En 1883, la goleta J. C. Cousins encalla sobre las costas americanas, cerca del faro de Canby (Oregon). Los guardacostas, llegados de prisa, no encuentran nadie a bordo. En la cocina, la estufa está todavía caliente y la mesa puesta. La bitácora, cuya última anotación es de la misma mañana, no menciona ninguna anomalía susceptible de explicar la huida de la tripulación.
En 1953, el Holchu es descubierto sin daños al garete entre las islas Nicobar y Andaman. Los testigos que suben a bordo constatan que el barco tiene todos los víveres y el combustible necesarios. Parece que estaban a punto de servir una comida. Y, aunque la radio funcionaba, la tripulación no envió ningún mensaje.
Ninguna explicación sobre el Holchu. Lo aparentemente súbito del abandono y la ausencia de rastros de violencia impiden creer en la hipótesis de actos de piratería o de un motín. Por lo demás, abandonar el navío en los botes salvavidas significa una muerte segura para la tripulación.
En todos los casos, el misterio permanece sin respuesta.
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