22 de junio de 2022

ESPOSAS Y AMANTES

 

Las relaciones amorosas entre la joven de dieciocho años, Eloísa, y su maestro de cuarenta, Abelardo, llegaron a ser tan conocidas, que eclipsaban las actividades posteriores de Eloísa. Después de hacer lo que se podría llamar una licenciatura en medicina, filosofía y otras disciplinas, Eloísa practicó y enseñó medicina durante veinte años en la Ermita del Paráclito, cerca de Troyes, en Francia.

Pedro el Grande hizo ejecutar al amante de su esposa y ordenó colocar su cabeza en un frasco de alcohol. La mujer debía conservar ese frasco en su dormitorio.

Cuando el Elector de Hannover llegó a ser Jorge I de Inglaterra en 1714, su mujer no subió con él al trono porque había cometido adulterio. El rey la colocó en el Castillo de Aldlen con arresto domiciliario, y allí permaneció durante treinta y dos años. Los que conocieron su suerte, la llamaron la Prisionera de Aldlen, y así se la conoce en la historia. Irónicamente, Jorge había llegado a Inglaterra acompañado de sus dos amantes. El adulterio solo era crimen exclusivamente por parte de las esposas.

Los babilonios subastaban cada año a las muchachas casaderas. Los hombres tenían que pujar con precios altos para conseguir a las muchachas feas, por las que nadie quería ofrecer dinero en la subasta, pudieran encontrar marido. Heródoto la consideraba la más sabia costumbre de los babilonios.

Aunque se piense que era egipcia, Cleopatra era macedonia, hija de Tolomeo XI. Se casó con dos de sus hermanos y fue la amante, tanto de César como de Marco Antonio.

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