COSAS DE LA PRENSA-4
Horace Greely no es el autor de la cita por la que más se le conoce “Ve al Oeste, joven”, es original de John Babsone Lane Soule en un artículo escrito en el Express de Terre Haute, Indiana, en 1851. Dando fe del origen de la cita, Greely reimprimió y desarrolló la misma en un editorial de su famoso periódico el Tribune de Nueva York. Ve al Oeste, joven, escribió Greely, “y crece con la legión”.
El primer periódico de Turquía fue fundado en 1831. A mediados del siglo había más periódicos, pero todos estaban oficialmente censurados, y se cambiaban o se omitían todos los relatos que pudiesen suscitar controversia o que fuesen inquietantes. No se permitía informar nunca sobre regicidios y crímenes similares. Cuando el Presidente de los Estados Unidos, William McKinley, fue asesinado en 1901, se anunció que había muertos de ántrax. Cuando el rey y la reina de Servia fueron asesinados en 1903, se dijo a los lectores turcos que habían muerto de indigestión.
Un desastroso huracán barrió a St. Croix en 1722, y lo describen como el que lanzó a Alejandro Hamilton a la historia. El huracán produjo tanta impresión en el joven Hamilton, que este escribió una larga carta a su padre, quien vivía entonces en la Isla de San Vicente. Un ministro, de nombre Hugh Knox, vio la carta y la hizo publicar en la Gaceta Real Danesa-Americana, donde fue aclamada grandiosamente. Por medio de los esfuerzos de Knox y otras manos que intervinieron, se arregló que Hamilton asistiera al colegio de Columbia (entonces King’s college). Se encontraba ya camino del éxito.
Siete días antes que los hermanos Wright volaran por primera vez en una nave más pesada que el aire, en 1903, un editorial en The New York times decía que “el tiempo y el dinero gastado en los experimentos de nace aéreas son un despilfarro”.
Cuando una organización de somatenes allanó una librería comunista en Oklahoma, en 1940, recogió cierto número de publicaciones de las que se decía que incitaban a la violencia, y las quemaron públicamente en el estadio de la ciudad. Entre las publicaciones recogidas para ser destruidas se encontraban la Declaración de Independencia y la Constitución de los Estados Unidos.
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