LAS COSAS DEL ESPECTÁCULO
Ethel Barrymore, actriz de Broadway, desempeñó
frecuentemente papeles reales en sus obras de teatro y cine. En una de sus
películas silenciosas, hacia el papel de princesa rusa. Entre los extras se
encontraba un emigrado ruso, sastre de profesión. Era León Trotsky, quien llegó
a ser uno de los jefes de la Revolución Bolchevique, que puso fin a la realeza
en Rusia.
La manera más económica de maquillarse utilizada por los
actores es la que se conocía en Inglaterra como “maquillaje de Sadler Wells”.
Todo lo que un actor necesitaba para este maquillaje era un par de latas de
tabaco vacías en las que echaba un poco de pintura que raspaba de las paredes;
eso era lo que usaba para pintarse la cara. Para las sombras, el actor se
limitaba a pasar sus dedos por la repisa de su tocador y aplicaba directamente
el polvo acumulado en su cara.
A mediados de la década de 1960, el director y productor de
películas Stanley Kubrick quería una póliza de seguros de Lloyd’s de Londres
que le cubriera contras las pérdidas que ocasionaría el descubrir inteligencias
extraterrestres antes que terminara y distribuyera su película de anticipación:
2001: Odisea del Espacio. Lloyd’s no quiso correr el riesgo.
El príncipe de Gales, amante de la diversión y que años
después fue coronado como el rey Eduardo VII, era muy aficionado a las bromas
pesadas. En una ocasión subió al escenario para desempeñar el papel de cadáver
en una escena de Fedora, de Sardou, cuando Sarah Bernhardt lloraba sobre el
cuerpo de su amante asesinado. Sarah y el príncipe eran viejos amigos. Con
motivo de su coronación, fue invitada a formar parte de un grupo de bellas
damas amigas del nuevo rey, las cuales estaban sentadas en lo que se llamaba
“La Casilla Libre del Rey”.
Hasta 1959 no se había representado en Broadway una obra escrita
por una mujer negra. Una Pasa al Sol, de la escritora de veintinueve años
Lorraine Hansberry, sobre los problemas (serios y cómicos) de una familia de
negros en la moderna Norteamérica, fue todo un éxito y la llevaron también al
cine.
En el año 1929, dos años después de la introducción de las
películas con sonido y diálogos, en los Estados Unidos esas películas atraían a
100 millones de espectadores cada semana.
0 comentarios :
Publicar un comentario