TOMÉ PINHEIRO DA VEIGA EN LA PROCESIÓN DE VALLADOLID
Tomé Pinheiro da Veiga,
procurador de la corona de Portugal, estuvo en Valladolid desde diciembre de
1604 hasta julio de 1605. El viajero se trasladó a Valladolid para conocer la
corte de Felipe III, pasando la Semana Santa en la ciudad.
Lo que más
le llamó la atención a Pinheiro fue que las procesiones eran más bonitas y
ordenadas que las de su país, Portugal. La primera salía de la iglesia de la
Trinidad de Valladolid, y estaba formada por 1400 disciplinantes y 650 hermanos
de luz, que acompañaban a las representaciones de los misterios de la pasión.
Está procesión, según cuenta, esta procesión era la más pequeña de la Semana
Santa y pasaba por el Palacio Real y por la calle de las Platerías.
Pinheiro también presenció la
segunda procesión, que salía cuando terminaba la anterior desde la iglesia de
San Francisco y llegaba hasta el palacio. Era el doble de grande que la
anterior, ya que estaba compuesta por 2000 disciplinantes y más de 1000
penitentes de luz. Seguía el mismo orden y llevaban diferentes imágenes
colocadas sobre unas mesas que llegaban a ser tan grandes como casas. No solo
le impresionó el tamaño de los pasos, también el realismo de las imágenes.
El Viernes Santo por la mañana,
salían otras dos procesiones de las que también contó. La primera empezaba en
la iglesia de la Merced y se componía de 1000 disciplinantes, 600 hermanos de
luz y varios pasos. La otra salía de la iglesia de San Agustín y solo estaba
formada por cruces negras. Por la tarde se celebraba la procesión más importante,
la de la Soledad. Empezaba en la iglesia de San Pablo, frente al Palacio y
duraba más de tres horas. Guardaba el mismo orden que las anteriores pero
llevaba más pendones y antorchas, porque esta cofradía estaba formada por
personas que pertenecían a una clase social más alta. Ese mismo día, Pinheiro
asistió al oficio en la capilla del rey, en el que estaban presentes los reyes
y los nobles de la Corte.
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