9 de abril de 2020

TOMÉ PINHEIRO DA VEIGA EN LA PROCESIÓN DE VALLADOLID


Tomé Pinheiro da Veiga, procurador de la corona de Portugal, estuvo en Valladolid desde diciembre de 1604 hasta julio de 1605. El viajero se trasladó a Valladolid para conocer la corte de Felipe III, pasando la Semana Santa en la ciudad.

Lo que más le llamó la atención a Pinheiro fue que las procesiones eran más bonitas y ordenadas que las de su país, Portugal. La primera salía de la iglesia de la Trinidad de Valladolid, y estaba formada por 1400 disciplinantes y 650 hermanos de luz, que acompañaban a las representaciones de los misterios de la pasión. Está procesión, según cuenta, esta procesión era la más pequeña de la Semana Santa y pasaba por el Palacio Real y por la calle de las Platerías.

Pinheiro también presenció la segunda procesión, que salía cuando terminaba la anterior desde la iglesia de San Francisco y llegaba hasta el palacio. Era el doble de grande que la anterior, ya que estaba compuesta por 2000 disciplinantes y más de 1000 penitentes de luz. Seguía el mismo orden y llevaban diferentes imágenes colocadas sobre unas mesas que llegaban a ser tan grandes como casas. No solo le impresionó el tamaño de los pasos, también el realismo de las imágenes.

El Viernes Santo por la mañana, salían otras dos procesiones de las que también contó. La primera empezaba en la iglesia de la Merced y se componía de 1000 disciplinantes, 600 hermanos de luz y varios pasos. La otra salía de la iglesia de San Agustín y solo estaba formada por cruces negras. Por la tarde se celebraba la procesión más importante, la de la Soledad. Empezaba en la iglesia de San Pablo, frente al Palacio y duraba más de tres horas. Guardaba el mismo orden que las anteriores pero llevaba más pendones y antorchas, porque esta cofradía estaba formada por personas que pertenecían a una clase social más alta. Ese mismo día, Pinheiro asistió al oficio en la capilla del rey, en el que estaban presentes los reyes y los nobles de la Corte.

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