VICTORIA DE FRANCIA Y LA VIGILIA
Victoria de Francia (1733-1799), hija de Luis XV y María
Leszczynska, conocida como Madame Victoria, era una princesa muy bondadosa,
afable, sencilla y muy querida por los que la rodeaban. Era, además, muy
caritativa, muy piadosa y escrupulosa, observando con rigor ayunos y abstinencias.
Muchos la reprochaban que era muy sibarita en la mesa, y sus
comidas de vigilia era envidiadas por toda la Corte por su especial suculencia.
Como era muy escrupulosa solía dudar en si se podía o no se podía comer ciertos
alimentos en los días de abstinencia.
Consultó con un prelado que presenciaba su comida si podía
comerse un pato, el prelado le contestó que cuando hubiera la menor duda
bastaba, una vez asado el pato, pincharlo con una guja larga y echar el jugo
obtenido en un pato bien frío; si el jugo se cuajaba al cuarto de hora era
señal que era un animal graso y no se podía considerar de vigilia; en cambio,
si el jugo se conservaba líquido y aceitoso, se podía comer sin escrúpulo
alguno.
Madame Victoria mandó hacer la prueba ante ella; el jugo
extraído no se cuajó, con gran alegría de la princesa, que era muy aficionado
al pato.
Como la comida de vigilia nunca le gustaba a la princesa,
solía esperar con impaciencia que dieran las doce de la noche del Viernes Santo
para sentarse a la mesa y saborear una pularda con arroz y otros manjares.
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