MAYO
Del latín Maius, de origen incierto. Según algunos, deriva
de que estaba consagrado a los ancianos maiorum, y según otros, porque en Roma
el mes estaba dedicado a la diosa Maia o Bona Dea.
De esta divinidad romana existen dos versiones. En la
primera versión, Bona Dea era hija de Fauno, quien quiso hacer el amor con ella
y como se negase a acceder a sus deseos su padre la embriagó sin tampoco
conseguir nada con ello. La azotó con varas de mirto sin tampoco conseguir
nada, hasta que, transformada en serpiente, consiguió unirse a ella.
Según otra versión, Bona Dea no era la hija de Fauno, sino
su esposa. Era una mujer hacendosa y tan pudorosa que no salía nunca de su casa
trabajando siempre en ella y no conociendo hombre fuera de su marido. Un día en
que encontró sobre una mesa un jarro de vino se lo bebió y se emborrachó. Al
llegar el marido a su casa la castigó azotándola con ramas de mirto, dándole
una paliza que la mató. Arrepentido, la divinizó y a causa de una u otra
paliza, según las versiones, el mirto estaba prohibido en sus templos, en los
que cada año, en el mes de mayo, se celebraban cultos misteriosos en los que
estaban excluidos los hombres.
El día 3 del mes de mayo terminaban las fiestas Floralia,
que habían empezado el mes anterior. Del 9 al 13 se celebraban las lemurias y
el 23 se conmemoraba la invención de la trompeta de Vulcano, terminando el mes
con las fiestas en honor del mérito.
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