18 de abril de 2020

LAS JOYAS DE LAS DAMAS ESPAÑOLAS SEGÚN MADAME D'AULNOY


Marie-Catherine le Jumelle de Barnerville, Baronesa D’Aulnoy, conocida como Madame D'aulnoy, (1651-1705) fue una escritora francesa, además de ser conocida por sus cuentos de hadas, también lo es por su relato del viaje a España, escrito en 1679.

“Las damas aquí tienen abundante y hermosísima pedrería y no llevan una sola joya como las francesas, sino nueve o diez, unas de diamantes, otras de rubíes, perlas, esmeraldas y turquesas, muy mal montadas, porque aparecen casi totalmente cubiertas de oro; preguntándoles yo el motivo de cubrirlas así, me dijeron que se construían de tal manera las alhajas por ser el oro tan bello como las piedras preciosas, pero supongo que la verdadera causa de que se oculten los tamaños de las piedras bajo una capa de metal sería necesario buscarla en el atraso de los artífices que no saben trabajar mejor.

Las damas llevan prendidos en el cuello del corpiño alfileres muy adornados con rica pedrería, y pendiente de alfiler, sujetando su extremo inferior en un costado se ponen una cadena de perlas o diamantes. Nunca usan collares, pero adornan sus muñecas con brazaletes y sus dedos con anillos, colgando de las orejas largos pendientes, excesivamente pesados, y no sé cómo pueden sufrirlos. En estas joyas lucen todo lo que les parece bello. He visto algunas damas que llevaban colgados de sus aderezos relojes bastante grandes, cadenas de piedras preciosas y hasta llaves de Inglaterra primorosamente labradas y campanillas. Llevan también agnus y pequeñas imágenes colgadas al cuello y a los brazos, y sobre la cabeza, peinada de distintos modos y siempre descubierta, muchas horquillas rematadas con moscas de diamantes o con mariposas cuyos colores pintan rubíes y esmeraldas.

Se abren raya, distribuyendo el pelo en dos partes por un costado de la cabeza, y echan la parte mayor hacia el otro costado, aplicándolo sobre la frente, de tal modo que forman con él una superficie brillante como un espejo. Otras veces se adornan con una trenza postiza y dejan su cabello caído sobre los hombros. Generalmente se hacen cinco trencitas, a cada una de las cuales anudan una cinta o una rastra de perlas, uniéndolas por sus extremos a la espalda; y en verano, mientras las damas están retiradas en sus habitaciones, se envuelven en un pedazo de tafetán de color adornado con puntillas de hilo. No llevan cofia de día ni de noche. Algunas se adornan la cabeza con plumas como los niños. Estas plumas son muy finas y jaspeadas de distintos colores, constituyendo un bonito adorno que podría muy bien hacerse de uso en Francia”.

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