MIRANDO AL CIELO
El telescopio se inventó en 1608 gracias un joven aprendiz
que empezó a hacer combinaciones para pasar el rato. Aprovechando la ausencia
de su maestro, el fabricante de gafas Hans Lippershey, el aprendiz se divertía
jugando con las lentes; inesperadamente, al mezclar unas con otras, dio con una
combinación que le permitía ver las cosas más de cerca. Mostró su
descubrimiento a Lippershey, quien insertó los lentes en los dos extremos de un
tubo, inventando así el telescopio.
El astrónomo con la mejor vista puede que haya sido E. E.
Barnard, creyó, en 1890, haber observado cráteres en Marte, pero no lo anunció
oficialmente. Creyó que no había sido visto por nadie más y no quiso que se
rieran de él. Pero estaba en lo cierto. Se necesitaron setenta años, y el
invento y desarrollo de poderosos cohetes, para poder comprobar este
descubrimiento en Marte.
Los primeros astrónomos trataban de compensar las
limitaciones de sus lentes empleando larguísimos telescopios, también empleaban
lentes suspendidos en el aire, sin el tubo. En 1722, James Bradley empleó un
telescopio de 64,62 metros de largo. en el siglo anterior, el astrónomo francés
Adrien Auzout pensó en construir uno de 304, 80 metros de largo. Creyó que esto
le permitiría aumentar tanto los objetos que podría distinguir animales en la
Luna.
El 2 de octubre de 1933, se percibió la luz de la Luna con
el telescopio usado originalmente por Galileo, 350 años antes. Se utilizó para
encender las luces de la Exposición de un siglo de progreso, en la ciudad de
Chicago. Unos accesorios fotoeléctricos convirtieron la luz lunar en la
electricidad, y la corriente resultante cerró el circuito eléctrico de la
exposición.
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