FÉLIX YUSUPOV Y RASPUTÍN
En Rusia, en la segunda década del siglo XX, muchos aristócratas pensaron en deshacerse de Grigorii Yefimovich Rasputín. Para ello, pensaron que llevara a cabo esa misión el joven príncipe Félix Yusupov (1887-1967). El 16 de diciembre de 1916, junto a otros aristócratas, decidieron matar al corrupto monje Rasputín. El día clave para el asesinato sería el 29 de diciembre. Félix, invitó a su casa, el palacio de la Moïka, a Rasputín, utilizó el pretexto de presentarle a su mujer. No contaban con que el asesinato sería más difícil de lo que pensaban.
Félix preparó un pastel impregnado de cianuro capaz de matar a veinte personas, para estar más seguro, vertió el mismo veneno en el vaso de Rasputín. A pesar de que el cianuro solo tarda unos minutos en hacer efecto, Rasputín seguía perfecto a las dos horas. El príncipe Felix, desesperado, tomó un revolver y le disparó a quemarropa.
Un médico examinó a Rasputín y su diagnostico fue que estaba vivo. Poco tiempo después, su respiración se detuvo y sus asesinos desplazaron su cuerpo al sótano del palacio. Unos minutos más tarde, Rasputín se levantó, intentó estrangular a Félix Yusupov, que se defendió a bastonazos y salió corriendo.
Fueron necesarias cuatro balas más para que cayera al suelo, donde le dieron varios golpes de garrote rompiéndole el cráneo. Envolvieron el cadáver y lo lanzaron al río Neva. Cuando encontraron el cadáver de Rasputín en el agua, se comprobó que había muerto ahogado.
Esta historia se conoce por el relato del libro de memorias del propio príncipe, titulado “Cómo mate a Rasputín”.
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