SOBRE MÚSICA-3
Tanto Arturo Toscano como Leonard Bernstein encontraron su oportunidad como directores de orquesta cuando fueron contratados como suplentes. Toscanini, violonchelista en ese tiempo, tomó la dirección de la Opera en Río de Janeiro y dirigió de memoria la Aída de verdi. Bernstein sustituyó a Bruno Walter en la Sala Carnegie, cuando este enfermó, y su actuación como director cubrió a la mañana siguiente todas las primeras páginas de los periódicos de Nueva York. Había sido auxiliar en la Filarmónica de Nueva York bajo la dirección de Walter.
Tanto Sergei Diaghilev como Igor Stravinski estudiaron derecho en San Petersburgo. Diaghilev esperaba llegar a compositor, pero Nicolás Rimski Korsakov le aconsejó que no lo hiciera. Y Diaghilev se convirtió en el padre del ballet moderno. Rimski alentó el talento musical de Stavinski, siendo el padre la música moderna.
Stephen Foster vendió al líder de los Menestrales Cristianos, el derecho de figurar como autor del canto “Viejos Compañeros en Casa”, uno de los cantos más populares que se hayan escrito jamás, por la suma de 500 dólares. Los Menestreles Cristianos gozaron de los derechos de autor durante casi un cuarto de siglo.
Los seis conciertos de Brandemburgo para orquesta, de Bach, fueron compuestos para el Margrave de Brandemburgo, un príncipe amante de la música en general y de los conciertos en particular. Cuando murió el Margrave, los conciertos fueron evaluados en veinticuatro groschen. El valor de ocho groschen equivalía en aquellos días de 1721 a 1,50 dólares, por lo que el valor total era de 4,50 dólares para seis de las más brillante composiciones musicales de todos los tiempos.
Francis Scott Key escribió muchas otras canciones, además de las que se le conocen como suyas. Algunas trataban temas religiosos, pues era un devoto lector seglar de la Iglesia Episcopal. Su himno, “Señor, con el corazón resplandeciente yo te alabo”, todavía se canta.
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