HISTORIAS DE LITERATOS-5
Los historiadores relataron la historia de Abdul Kassem Ismael, el sabio gran visir de Persia, y de su biblioteca de 117 000 volúmenes. En sus muchos viajes como guerrero y estadista, jamás se apartó de sus amados libros. Eran llevados por 400 camellos, entrenados para caminar en una sucesión fija, de manera que los libros sobre sus lomos pudieran ser mantenidos en orden alfabético. Los camelleros bibliotecarios ponían inmediatamente en sus manos cualquier libro que pidiera su amo. Debido a su traro cordial, Abdul Kassem Ismael fue apodado Saheb “el camarada”.
Cuatro amigos de vacaciones en Suiza, convinieron, por diversión, en que cada uno escribiera una historia de fantasmas. Percy B. Shelley, George Byron y el doctor John William Polidori nunca terminaron las suyas. Solo lo hizo María Wollstonecraft Godwin, de dieciocho años. La publicó anónimamente dos años años después, en 1818, con un prefacio de su esposo, Shelley. La novela de María acerca del doctor Víctor Frankenstein y su monstruosa creación se convirtió en un clásico.
Si Marco Polo no hubiera sido capturado por los genoveses y encarcelado durante un año, las narraciones de su histórica avenura de veintidós años en el Lejano y Medio Oriente (al final del siglo XIII) podrían no haber sido recopiladas y escritas. Cuando regresó a Venecia después de su odisea, se convirtió en un caballero comandante de un barco de guerra que se esforzaba por mantener a raya a los barcos genoveses. En una batalla frente a la isla Curzold, su galera fue capturada y Marco Polo fue llevado a Génova y encarcelado. Allí conoció a un escritor llamado Rustichello, quien, al oír los relatos de Marco Polo, insistió en que fueran escritos.
Como el autor de la Revelación Según San Juan (Apocalipsis) sabía que podía ser castigado por referirse de manera hostil al emperador romano, llamó a la bestia con el número 666 en vez de por su nombre, Nerón. El número 666 ha llegado a representar para los ocultistas el número de la bestia, o demonio, que requerían ser exorcizados. Por coincidencia, el editor del libro “El Exorcista” está ubicado en el edificio 666 de la ciudad de Nueva York. Su emblema, un gallo, también es una coincidencia; no intenta ser el tradicional gallo sacrificado para apaciguar a los dioses.
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