2 de marzo de 2022

CURIOSIDADES CON CIFRAS

 

Leonard Euler fue el matemático más prolífico de la historia. Quedó ciego en 1766, eso no lo detuvo. Tenía una fenomenal memoria y podía conservar en la mente cómputos matemáticos capaces de llenar varias pizarras. Publicó 800 disertaciones, algunas de ellas muy extensas. A su muerte, dejó bastantes estudios en manuscrito como para mantener ocupadas las prensas de impresión durante treinta y cinco años antes que fuera publicado el último de ellos.

En el decenio de 1830, más de cien años antes de la primera generación de computadoras modernas, Carlos Babbage, un matemático inglés, diseñó una máquina analítica que efectuaría las cuatro funciones mayores de la computación humana: hacer operaciones aritméticas, tener una memoria, elegir una secuencia de computación y ser capaz de alimentación y retroalimentación numéricas. La máquina, que funcionaría con vapor, fue ideada para almacenar una memoria de 1000 números de 50 dígitos; operaría con tarjetas perforadas y los resultados finales serían impresos automáticamente y compuestos en tipo. Cuando la máquina necesitara más datos para un cálculo en marcha, su operador sería avisado por una campana. La falta de dinero impidió su fabricación.

La isla de Manhattan tiene, de extremo a extremo, menos de 1 000 000 de pulgadas (25 400 metros) de longitud. Uno puede caminar de Nieva York a Boston en menos de 1 000 000 de pasos.

Los griegos consideraban que el número 6 era el primer “número perfecto” porque es la suma de todos sus divisores excepto él mismo. Es decir, 6 es divisible entre 1, 2 o 3, y 1 más 2 más 3 es igual a 6. En más de dos mil años que transcurrieron entre la época en que llegaron a esta conclusión los griegos y 1952, cuando fueron utilizadas por primera vez computadoras con este fin, los matemáticos descubrieron solo 11 números perfectos más. Después se conocieron 24, el más elevado tenía 12 003 dígitos.

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