SOR PASCUALINA Y LA QUEMA DE DOCUMENTOS
Pío XII tenía una ayudante en el Vaticano a la que todos conocían con el apodo de “la papisa”, en realidad era sor Pascualina, una monja que estuvo a su lado durante 40 años, incluidos los diecinueve en los que fue papa.
Una hora después del fallecimiento del papa Pio XII y después del anuncio, el poderoso cardenal Tisserant descubrió que sor Pascualina había vaciado el contenido de tres misteriosos cajones del papa fallecido y depositado su contenido en tres sacos.
La monja bajó hasta la zona de calderas del Palacio Apostólico y quemó todos los documentos. El cardenal recriminó a la monja diciéndole que los documentos de un papa fallecido pasan inmediatamente bajo el control del Archivo Secreto Vaticano hasta su posterior estudio y clasificación. Son Pascualina le respondió: “Era una orden expresa del Santo Padre”.
Después de ese incidente, el cardenal Tisserant envió a un sacerdote a las habitaciones de sor Pascualina para decirle que en menos de veinticuatro horas debía abandonar el Vaticano. Esa misma noche la monja abandonó la que había sido su residencia durante diecinueve años. Se fue con una maleta en una mano y la jaula con los pájaros de Pío XII en la otra. Nadie salió a despedirla.
Gracias a la intervención del cardenal Spellman, a sor Pascualina se le permitió vivir en una residencia fundada por el papa fallecido. Sor Pascualina, cuyo verdadero nombre era Josephine Lehnert, murió como consecuencia de un paro cardíaco en 1983, a los 89 años, en una silla del aeropuerto de Viena.
La monja se dirigía a roma cargada de documentos en los que se demostraba que el papa fallecido veinticinco años atrás era digno de ser nombrado santo por el papa Juan Pablo II. Sor Pascualina se llevó a la tumba muchos secretos vaticanos de los seis pontificados de los que fue testigo.
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