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Los antiguos griegos conocían la cocina afrodisíaca y las pasiones que algunos platos provocan. Cuentan que la diosa Afrodita sabía elaborar filtros de amor para que sus amantes llegasen al éxtasis.  

En el Kamasutra, el famoso texto hindú, se indican muchas maneras para que el hombre incremente su deseo y vigor sexual. Una de las maneras es a través de los alimentos como la leche y la miel. En la medicina china se utilizaban remedios a base de hierbas. Los árabes destacaban la eficacia de los perfumes, las fragancias y los cosméticos para multiplicar el placer sexual. Los sajones creían en las plantas con parecido fálico como zanahorias o espárragos.

En la Edad Media, en Europa, elaboraban platos que contenían pimienta, canela, nuez moscada, jengibre y menta. Estas especias las habían traído los caballeros de lejanos países.

En el siglo XVII, Casanova cocinaba desnudo para sus conquistas femeninas. La mezcla del cuerpo desnudo con los alimentos afrodisiacos, elevaban los sentidos al éxtasis. El Marqués de Sade celebró muchos banquetes, a los que los invitados debían asistir desnudos. Más tarde los describía en sus novelas.

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