NEFASTO

 

Los romanos llamaban Dies fasti aquellos días que consideraban legítimos y de buen augurio. En su calendario figuraban con una F los días en que se podían tratar asuntos civiles, judiciales o de trascendencia pública sin peligro de ofender a los dioses. Estos días fastos eran aprovechados para las ceremonias religiosas o políticas importantes, ya que durante ellos se consideraba imposible que reinase la mala suerte.

Los días que no eran considerados fastos se llamaban nefastos. Durante ellos no se realizaban actos que no fuesen imprescindibles. La palabra nefasto, que se aplicaba a sus correspondientes días, paso a aplicarse a toda clase de sucesos o acontecimientos desgraciados. La palabra fasto en la actualidad significa lujo. Deriva de la palabra fastus, orgullo.

En los días fastos como los romanos celebraban grandes ceremonias oficiales, poco a poco se identificó el fasto con el fausto. Los fasti consulares eran grandes ceremonias durante las cuales se inscribía en la lista de los magistrados a quienes habían sido elegidos para ello. En realidad no eran más que las listas de los cónsules o magistrados, pero pasado el tiempo se identificaron las listas con las fiestas que se celebraban.