JEAN-FRANÇOIS MARMONTEL Y LA BASTILLA
Los presos de la Bastilla, comían opíparamente. Jean-François Marmontel (1723-1799), escritor y dramaturgo francés, que estuvo detenido doce días en ella, acusado de ofender al duque de Aumont en 1761, cuenta que el primer día de su encarcelamiento le dieron de comer: una sopa, crema de habas frescas y mantequilla, otro plato de habas, bacalao al ajo, pan blanco a voluntad y una botella de vino corriente.
Esta comida de vigilia, ya que era viernes, la había comido con mucho apetito, por ser sabrosa. Su asombro llegó al ver aparecer una segunda comida mucho más suculenta, y sobre todo cuando le explicaron que se había comido lo destinado a su ayuda de cámara.
Marmontel celebró mucho la equivocación; pero más lo celebró su ayuda de cámara, que se aprovechó de ella. Esta segunda comida se componía de una sopa exquisita, un suculento filete de vaca, un cuarto de gallina bien provisto de jugo y grasa, alcachofas a la marinada, espinacas al jugo, una hermosa pera, un racimo de uva; como bebida una botella de vino de Borgoña añejo, y para terminar, una taza de excelente moka.
El gobernador de la Bastilla le visitó, a fin de asegurarse si estaba satisfecho del trato que se le daba. Marmontel le contestó que estaba muy satisfecho, y para asegurarse más preguntó al carcelero que le atendía si los demás presos gozaban de igual trato. El carcelero le contestó:
“Ha podido usted comprobarlo viendo cómo alimentamos a su criado, y nuestros prisioneros no son menos”.
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