17 de agosto de 2020

HISTORIA DE LA MESA Y SUS COMPLEMENTOS


La mesa es uno de los muebles más antiguos, fabricándose desde la más tosca hasta verdaderas obras de arte y hasta joyas.

En la Edad Media la mesa corriente solía ser de roble y maciza. Pero algunos privilegiados la tenían de oro y plata. San Remi tenía una mesa de plata labrada; Carlomagno poseía varias mesas de plata maciza de gran tamaño y otra de oro puro.

Pedro el Cruel tenía una mesa fabricada en oro puro, cubierta de pedrería fina y perlas de Oriente, todas redondas y de un gran grosor. El papa Inocencio II envió a la moneda todos los muebles, vajillas, bandejas…, de oro y plata, con el fin de sufragar los enormes gastos de sus cruzadas contra los infieles.

Los reyes búlgaros poseían dos enormes vajillas de oro puro, de ochocientas libras de peso cada una, las cuales cayeron en manos de Constantino V, como botín de guerra. En 1392, los reyes de Inglaterra Ricardo II y su esposa Ana, para celebrar su entrada en Londres, fueron obsequiados por las entidades de la capital con soberbias coronas de oro. La del rey ostentaba el emblema de la Santísima Trinidad, y la de la reina, la imagen de su patrona Santa Ana.

Bertran du Guesclin trajo de sus correrías por España una gran cantidad de muebles, vajillas, y utensilios de plata y oro que causaron admiración de quien lo contemplaba. Destacaba una gran palangana de oro, una de las más preciadas joyas del tesoro de don Pedro y donada al Du Guesclin por el de Trastamara.

Durante toda la Edad Media y el Renacimiento, el mueble de lujo por excelencia fue el aparador, las personas pudientes tenían varios; en ellos se colocaba la vajilla y los utensilios de plata y oro que poseía la familia.

Luis XIV, en el apogeo de su reinado, hizo labrar todo el mobiliario de Versalles en plata y oro; mesas, consolas, aparadores, taburetes, candelabros, todo de metal precioso. En el ocaso de su vida lo empeñó todo, con el fin de sufragar los cuantiosos gastos de sus guerras.

En 1396 tuvo lugar en Calais la entrevista del rey Carlos VI de Francia con Ricardo II, rey de Inglaterra. El francés regaló al inglés una gran copa de oro guarnecida con pedrería y un aguamanil igualmente de oro, y el inglés le correspondió con dos bonitas ánforas igualmente de oro y pedrería, destinadas a poner agua y la otra para la cerveza.

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