PECHO
Sobre el pecho de la mujer se creía, por los textos
hipocráticos, que existían unas vías de comunicación venosa directa entre la
matriz y las mamas, pensando que la naturaleza había relacionado ambos órganos
para realizar una única obra, por lo que la sangre que llega a la matriz
formaría el flujo menstrual, durante la gestación se dirigía a las mamas, donde
sería purificada para formar leche. La relación fisiológica mediante vías
internas de conexión entre el pecho, la cabeza y los genitales se intentó
reafirmar con pruebas, además de utilizar como evidencia el origen de la leche,
se quiso demostrar con el hecho de que en las mujeres las caricias y los
mordiscos en las orejas, cuello y pechos provocaban una mayor excitación
sexual. Las traducciones de las obras del árabe Qustâ Ibn Lûqâ (820-912 a. C.)
establecían que en el hombre también existía esta misma relación y consideraban
que el exceso venéreo provocaba la expectoración de sangre.
Las glándulas mamarias de las mujeres tienen la función de
producir la leche necesaria para alimentar a sus hijos. Para muchos pueblos
primitivos, el pecho está únicamente destinado a este fin. Por tanto, son
simples mamas y los hombres no las admiran más allá de su funcionalidad. Por
ello no es extraño que la mayoría de mujeres de estos pueblos, no se los cubran
y los llevan al aire. Las mujeres naga de Assam, en la India, se cubren solo
los senos porque es la única parte del cuerpo que no existe al nacer.
Los pechos femeninos tienen una connotación sexual. En la
época victoriana, las mujeres cuidaban la flacidez de los senos mediante la
toma de baños de fresas. Las mujeres de Nápoles solían salir desnudas a las
azoteas de sus casas esperando que los rayos de la Luna los hicieran crecer, en
realidad, técnicas para aumentarlos han existido desde siempre, desde los
ungüentos con composiciones extraños hasta una técnica de hipnotismo propuesta
por un médico norteamericano, pasando por la cirugía.
OLEO SOBRE LIENZO: TINTORETTO-DAMA ENSEÑANDO EL PECHO
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