FRÍO COMO EL HIELO-2
La temperatura llega a descender tanto en Siberia Oriental,
que la humedad del aliento de una persona puede congelarse en el aire y caer a
tierra con suaves sonidos de crujido o susurro.
Durante la última edad glacial, hace 23 000 años, había en
el océano icebergs gigantes tan al sur como la ciudad de México.
Cada año se forman en el Ártico alrededor de 16 000
icebergs, la mayoría de ellos originados en glaciares de la costa occidental de
Groenlandia. Son peligrosos solamente si derivan más al sur de Terranova, y un
promedio de 400 lo hacen cada año.
No se requiere un descenso catastrófico de temperatura para
que se inicie una edad glacial. El descenso solamente necesita ser suficiente
como para permitir que caiga un poco más de nieve, durante un invierno un poco
más frío, de la que pueda ser fundida por un siguiente verano ligeramente más
frío.
Un iceberg contiene más calor que una cerilla. La energía
calorífica total del iceberg es mayor que la energía calorífica de la cerilla.
Lo que es mayor es la temperatura de la cerilla.
Los aborígenes de la Tierra de Fuego, en el extremo
meridional de Sudamérica, cerca de la Antártica, no vestían ropas para
protegerse del aire cargado de cellisca y de las aguas heladas.
El 9/10 de las partes de un iceberg están bajo el agua. Lo
raro es que una décima parte de él se encuentre sobre el agua. El hielo flota
porque el agua se dilata cuando se congela, y hay muy pocas otras sustancias
que se dilaten al congelarse. La contracción por el congelamiento es casi universal.
La dureza del hielo es similar a la del hormigón
El explorador Richard Byrd, el primer hombre que voló sobre
los polos Norte y sur, pasó en una ocasión cinco meses solo en la Antártida.
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