GARADIÁBOLO
El extraño ser podía vivir en la tierra y en el agua. Su constitución física era antropomórfica y algunos de sus rasgos eran realmente diabólicos, por lo que Garamendi lo había llamado “garadiábolo”. Su estructura ósea era similar a la humana solo que tenía cola y aletas. El rabo, muy parecido al del mono, además tenía aletas marinas. Las patas eran de estructura cartilaginosas cubiertas de masa carnosa; partían de la pelvis y se alargaban hasta terminar en una punta sin pies.
El tórax constaba de diafragma, esternón y una serie de costillas a ambos lados. La pelvis, muy simple, cruzaba las caderas de un extremo a otro de su cuerpo, formando una ligera curvatura en el centro. La columna vertebral nacía en la base del cuello y terminaba en la punta de la cola.
Garamendi contó como luchó contra el animal, hasta que logró cazarlo, eso sí, muerto. Garamendi y su equipo de buceo tomaron fotos y enviaron las imágenes a la Universidad de Puerto Rico con el propósito de descubrir su verdadero origen. Pidió que los medios no fueran informados sobre este monstruo.
Todo era un fraude. Garamendi recurrió a otra mentira al revelar que el animal había sido confiscado por un grupo de biólogos marinos de Estados Unidos. Poco después, alargó el fraude, incluso llegó a escribir un libro sobre los garadiábolos.
Los científicos, gracias a las fotografías lograron descubrir que el garadiábolo era una especie de pez mantarraya cuya apariencia era distorsionada después de cortar las aletas y seccionar la cola en tres partes, dos en forma de piernas y una central como cola.
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