ORDALÍAS PARA BRUJAS
El modo de conocer en la Edad Media si una persona
practicaba la brujería era a través de las ordalías, un método para condenar a
las acusadas si no pasaban con éxito una serie de pruebas (ordalías).
La ordalía del hierro candente consistía en obligar a la acusada a coger con una de sus manos un hierro al rojo vivo. Le vendaban la
mano y después de tres días se le quitaba el vendaje, si no tenía quemadura,
era inocente, en caso contrario, era declarado culpable.
La prueba de la candela: se cortaban dos velas idénticas, se
ponían en el altar y las encendían. La vela que primero se consumía era la de la culpable.
La ordalía del agua caliente consistía en recoger piedras
del fondo de un recipiente con agua hirviendo. Si el acusado o acusada
chillaba, era bruja/o, si por el contrario lo soportaba no lo era.
Con la ordalía de los alimentos, la acusada, ante el altar,
debía comer pan y queso. Si Dios enviaba a uno de sus ángeles para que no
pudiese tragar el alimento, era culpable.
La ordalía del agua fría consistía en arrojar a la acusada al
agua de un pozo o río atado de pies y manos. Si flotaba era culpable.
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