LAS ESPAÑOLAS CON ABANICO SEGÚN THÉOPHILE GAUTIER
Théophile Gautier fue pintor, dramaturgo, poeta, periodista,
fotógrafo, además fue un incansable viajero. En mayo de 1840, junto a un amigo
emprendió un viaje por España. Sobre ello escribió un libro en 1843 llamado
“Tra los montes”.
Sobre las españolas con abanico dice:
“Todavía no he visto una mujer sin abanico en España; las he
visto que llevaban zapatos de raso sin medias, pero no sin abanico; el abanico
las acompaña a todas partes; incluso a las iglesias, donde se ven mujeres
sentadas o arrodilladas, viejas o jóvenes, que rezan y se abanican con fervor
santiguándose de vez en cuando, según uso español: rápido y preciso, digno de
soldados prusianos y mucho más complicado que el nuestro. En Francia se
desconoce por completo el arte del abanico.
Las españolas lo realizan a maravilla. Entre sus manos
juega, se abre y se cierra con tal viveza y velocidad que no lo haría mejor un
prestidigitador. Hay magnificas colecciones de abanicos.
Recuerdo una que constaba de más de cien de diferentes
clases; los había de todos los países y de todos los tiempos; de marfil, de
nácar, de sándalo, de lentejuelas, con acuarelas de la época de Luis XIV y de
Luis XV, de papel de arroz, del Japón y de la China. Algunos cuajados de
rubíes, de diamantes y de piedras preciosas mostraban además buen gusto en su
lujo y justificaban esta manía del abanico, que es encantadora para una mujer
bonita.
Los abanicos, al abrirse y cerrarse, producen una especie de
rumor, que constantemente repetido compone una nota flotante en todo el Paseo,
que para el oído francés constituye un ruido original. Cuando una mujer se
encuentra a algún conocido le hace una seña con el abanico al mismo tiempo que
le dice la palabra “abur”.
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