14 de marzo de 2020

LAS ESPAÑOLAS CON ABANICO SEGÚN THÉOPHILE GAUTIER


Théophile Gautier fue pintor, dramaturgo, poeta, periodista, fotógrafo, además fue un incansable viajero. En mayo de 1840, junto a un amigo emprendió un viaje por España. Sobre ello escribió un libro en 1843 llamado “Tra los montes”.

Sobre las españolas con abanico dice:

“Todavía no he visto una mujer sin abanico en España; las he visto que llevaban zapatos de raso sin medias, pero no sin abanico; el abanico las acompaña a todas partes; incluso a las iglesias, donde se ven mujeres sentadas o arrodilladas, viejas o jóvenes, que rezan y se abanican con fervor santiguándose de vez en cuando, según uso español: rápido y preciso, digno de soldados prusianos y mucho más complicado que el nuestro. En Francia se desconoce por completo el arte del abanico.

Las españolas lo realizan a maravilla. Entre sus manos juega, se abre y se cierra con tal viveza y velocidad que no lo haría mejor un prestidigitador. Hay magnificas colecciones de abanicos.

Recuerdo una que constaba de más de cien de diferentes clases; los había de todos los países y de todos los tiempos; de marfil, de nácar, de sándalo, de lentejuelas, con acuarelas de la época de Luis XIV y de Luis XV, de papel de arroz, del Japón y de la China. Algunos cuajados de rubíes, de diamantes y de piedras preciosas mostraban además buen gusto en su lujo y justificaban esta manía del abanico, que es encantadora para una mujer bonita.

Los abanicos, al abrirse y cerrarse, producen una especie de rumor, que constantemente repetido compone una nota flotante en todo el Paseo, que para el oído francés constituye un ruido original. Cuando una mujer se encuentra a algún conocido le hace una seña con el abanico al mismo tiempo que le dice la palabra “abur”.

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