16 de abril de 2018

MATTEUCCIA DA TORI, LA MONJA-BRUJA


Matteuccia di Francesco di Ripiabianca, conocida como Matteuccia da Todi, era una monja cristiana italiana que fue llevada los tribunales en 1428, acusada de brujería por el tipo de magia que estaba practicando. Enseñaba a las personas a curar enfermedades cogiendo un hueso de un bebé que no estuviera bautizado, enterrándolo en un cruce de caminos, pronunciando algunas oraciones y fórmulas en el lugar durante nueve días.

Matteuccia podía transferir dolencias, y lo hizo en una ocasión para curar a un cliente cojo. Preparó una poción con treinta hierbas distintas, intensificó su poder con unos encantamientos y la arrojó por la calle, de manera que la cojera se traspasara del cliente a alguna persona que pasara por allí.

Le dio una fórmula anticonceptiva a la amante de un cura; la mujer tenía que tomar las cenizas de una pata de mula quemada, mezclarlas con vino y beber la poción.

La verdadera especialidad de Matteuccia era la magia del amor. Recitaba encantamientos a las hierbas y las daba a las mujeres para que hicieran el efecto de pociones mágicas. También les daba lociones para las manos y la cara, con la intención de que despertarían el amor en los hombres.

Cuando la amante de un clérigo se quejó de que éste la golpeaba y de que no tenía relaciones con él desde hacía tiempo, Matteuccia cogió una imagen de cera y la colocó en el fuego, mientras la amante recitaba unas palabras que comparaban la cera con el corazón del clérigo, después de la ceremonia, el cura amó a la mujer de forma apasionada.

Matteuccia era toda una profesional, los clientes la llamaban hasta desde fuera de la ciudad para obtener sus servicios mágicos, pagando importantes sumas de dinero.

Fue condenada por brujería y sentenciada a ser quemada viva en la hoguera.

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