LAS AMAZONAS GUERRERAS
En diferentes épocas han existido las amazonas (antiguo pueblo integrado y gobernado íntegramente por mujeres guerreras), pero es difícil situar su país de origen con precisión, o afirmar que existieron realmente o fueron fruto de la leyenda.
Según la tradición helénica, su reino, con su capital Thémoscyre, se encontraba en Asia Menor, cerca del río Termodonte, pero los griegos, que colonizaban esa región no encontraron huellas de ellas. Según Heródoto, las amazonas abandonaron ese territorio para emigrar a Escitia, cerca del mar de Azov.
Es probable que hayan existido tribus de mujeres, parecidas a las sociedades de tipo matriarcal de esa época, que tuvieran su propio gobierno o que vivieran separadas de los hombres y contribuyeran al nacimiento del mito de las amazonas.
Con el inicio de las exploraciones, el mito de las amazonas vuelve durante algunos siglos.
En el siglo IX, el rey de Inglaterra Alfredo el Grande hablaba de un reino, el Magdala, habitado solamente por mujeres y situado al norte de Europa. Asimismo, el viajero árabe Ibn Yacoub, en el año 972, y Adam de Brene, en el siglo IX, confirman en sus crónicas la presencia de ese país cerca del mar Báltico.
En Oriente, en Malasia los autóctonos afirmaban que en la isla de Engano, cerca de Sumatra, habitaban mujeres guerreras. Marco Polo describió dos islas situadas cerca del reino de Khesmakoran, en las Indias, de las cuales una estaba habitada exclusivamente por mujeres y la otra por hombres. Una vez al año, los hombres visitaban a las mujeres y luego regresaban a su hogar. Al dar a luz, las mujeres conservaban a las niñas y enviaban con sus padres a los niños cuando éstos habían cumplido los doce años.
En América del Sur, Cristobal Colón dijo haber encontrado en las Antillas, durante uno de sus viajes, a mujeres guerreras. En 1510 el tema inspiró la novela épica Sergas de Esplandian, escrita por García Rodríguez de Montalvo, que fascinó a sus contemporáneos, especialmente por su evocación de Califas, reina de las amazonas. Además, el compañero del conquistador Francisco de Orellana describió el combate que él y sus compañeros libraron en 1541, en Amazonia, contra grandes mujeres blancas de largos cabellos trenzados, armadas con arcos y flechas. Orellana bautizó el río Amazonas a partir de la palabra india amazonas, que significa “destructor de barcos”.
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