EL PRIMER ENCENDEDOR DE BOLSILLO
El primer encendedor de cigarrillos de bolsillo fue inventado antes que las cerillas. En 1816, el químico alemán Johan Wolfgang Döbereimer (1780-1849), inventó una forma de encender mecánicamente un chorro controlado de hidrógeno, para ello necesitaba polvo de latino y era muy caro, por lo que era imposible fabricar el encendedor, lo llamaron lámpara de Döbereimer.
Unos años antes ya que se había inventado un encendedor eléctrico. En 1780, Férstenberger inventó en Basilea, Suiza, un aparato que también utilizaba hidrógeno fabricado en un recipiente cerrado al que se le añadía cinc con ácido sulfúrico diluido. Al abrir un grifo, las chispas que se generaban gracias a un electróforo ayudaban a que el gas entrara en ignición. Seguidamente, la llama se acercaba a la mecha de una vela.
En 1826, John Walker, farmacéutico inglés, estaba en la parte de atrás de su farmacia haciendo experimentos para conseguir un explosivo y al remover algunos productos químicos con un palo, se dio cuenta que en el extremo de éste se había pegado una gota de algún material. Para quitarla, frotó el palo contra el suelo y el palo ardió de repente. En ese momento descubrió las cerillas. No se dio cuenta de la importancia que tenía y ni lo patentó.
Poco tiempo después Samuel Jones comercializó las cerillas con el nombre de Lucifer.
En 1909, el barón alemán Carl von Auer von Welsbach (1858-1929) inventó el mechero de gasolina, cinco años después de que él mismo había descubierto las piedras de mechero.
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