LA TORTURA Y MUERTE DE ROBERT FRANÇOIS DAMIENS
Inmediatamente, el asesino fue apresado y torturado. En los pies se le aplicaron unas pinzas al rojo vivo que le quemaron el talón de Aquiles, no consiguieron que hablara. La noche del 17 al 18 de enero, Damiens fue trasladado a la Conciergerie y como había intentado suicidarse cortándose los genitales, fue atado a su cama por los brazos y las piernas con correas de cuero.
El proceso comenzó el 12 de febrero y Damiens fue condenado a muerte, pena que cumplió el día 28 de febrero. Pero su suplicio duró horas y horas, ante el horror de los espectadores.
Fue torturado con tenazas al rojo vivo. Su mano, sujetando el cuchillo usado en el intento de asesinato fue quemada con azufre. Sobre sus heridas se vertió cera derretida, plomo y aceite hirviendo. Después de varias horas de agonía, fue dejado en manos del verdugo real, Charles-Henri Sanson.
Se ataron caballos a sus brazos y sus piernas, pero sus extremidades no se separaron fácilmente, después de algunas horas, los verdugos se vieron obligados a cortar los ligamentos de Damiens con un hacha. Tras un nuevo tirón de los caballos, fue desmembrado, su torso, todavía vivo fue tirado al fuego. Los testigos contemplaron con estupor, la capacidad de las personas para aguantar ese horror hasta el final, infligido por el verdugo Sanson y sus dieciséis asistentes.
El 29 de marzo se ordenó que la casa natal del regicida fuera arrasada con la prohibición de volver a construirla. Su esposa, su hija y su padre fueron expulsados del reino, bajo pena de muerte inmediata si regresaban.
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