27 de abril de 2018

GRIMOND DE LA REYNIÉRE Y LAS INVITACIONES A UNA FIESTA

El gastrónomo Grimod de la Reynière escribió y publicó en el año 1808, el “Manual de los anfitriones”, con el fin de inculcar en la nueva sociedad, nacida de la Revolución, los finos modales, así como los preceptos de urbanidad y elegancia que imperaban en tiempos de la monarquía.

Sobre las invitaciones a recepciones decía:

Las invitaciones, para ser válidas, debían ser escritas a mano y recibidas tres días antes de la fecha del convite. Si no se podía acudir había que contestar antes de las veinticuatro horas para que el anfitrión tuviera tiempo de reemplazarle. Al no contestar, se dada por aceptada, y si no acudía lego al convite se le sancionaba con una multa en metálico que podía alcanzar la suma de 500 francos y privación de todo convite durante un espacio de tiempo que podía ser de tres años.

Una vez aceptada la invitación tan solo se podía faltar a ella, sin sanción, en caso de enfermedad, arresto o muerte. Si no se acudía por defunción, los herederos se veían obligados a pagar la multa. En caso de enfermedad tenía que designar a un sustituto para representarle, normalmente un amigo íntimo y comensal habitual de la casa, pues los invitados no aceptaban a cualquiera, y ni siquiera la muerte le libraba, ya que antes de morir debía indicar quién ocuparía su lugar.

Grimond en el libro se queja de que estas reglas no se practicaban mucho, decía: “siendo la comida lo más principal de la vida, nunca se le dará demasiada importancia”.

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